domingo, 22 de noviembre de 2009

La estética de la muerte









"Me he sentido extraño.
Pasaba las páginas y el horror volvía una y otra vez. Yo me jubilé en 1994 y ya no hice Kosovo; y sin embargo reconocía cada cara, cada escena, cada cadáver. El rostro de mujer angustiada que huye con su hijo dormido a la espalda en la contratapa del libro lo había visto tantas veces que, apenas lo tuve delante, pude reconstruir sin esfuerzo la situación. Aún conserva a su hijo —pensé— y va en grupo con otras mujeres y niños. Su marido quedó atrás, y a estas horas está luchando o abona una fosa común. Ella tiene suerte, porque no la han violado. Lo sé porque está en la frontera pese a ser guapa y joven, y en los Balcanes a las guapas y jóvenes casi nunca las violan una sola vez, sino que las llevan a burdeles para soldados y las violan cada día y cada noche, y al final las matan cuando quedan preñadas. He visto esa historia en el acto, como he visto otras historias igual de corrientes y conocidas de sobra en las fotos muscadas entre casquillos de bala, en el reparto de pan a los refugiados, en los cadáveres devorados por los perros. Creía estar ya a salvo y lejos de todo eso, y mira. De pronto llega Gerva y me recuerda que ése es el único mundo real verdaderamente real que existe, y que esto otro de aquí sólo es un camelo, una tregua, y que mañana el muerto de la foto puedo ser yo, o la que corre con el niño a la espalda puede ser mi hija".
"Mostrar hoy el horror en primer plano ya es socialmente incorrecto. Hasta al niño que levantó las manos en la foto famosa del gueto de Varsovia le taparían hoy la cara, la mirada, para no incumplir las leyes sobre protección de menores. Además, se acabó aquello de que sólo con esfuerzo puede obligarse a una cámara a mentir. Dejaron de ser un testimonio para formar parte de la escenografía que nos rodea"
"Somos producto de las reglas ocultas que determinan casualidades: desde la simetría del Universo hasta el momento en que uno cruza la sala de un museo".

Arturo Pérez Reverte

jueves, 12 de noviembre de 2009

Lágrimas de Eros

Ilustraciones de la Exposición "Lágrimas de Eros", en el museo Thyssen Bornemiza.





¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias,
oh, hija del príncipe!
Los contornos de tus muslos son como joyas,
obra de mano excelente maestro.
Tu ombligo, como una taza redonda
que no le falta bebida.
Tu vientre como montón de trigo
cercado de lirios.
Tus dos pechos, como gemelos de gacela.
Tu cuello, como torre de marfil;
tus ojos, como los estanques de Hesbón
junto a la puerta de Bat-rabim;
tu nariz, como la torre del Líbano,
que mira hacia Damasco.
Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo;
y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey
suspendida en los corredores.

¡Qué hermosa eres, y cuán suave,
oh, amor deleitoso!
Tu estatura es semejante a la palmera,
y tus pechos a los racimos.
Yo dije: Subiré a la palmera,
asiré sus ramas.
Deja que tus pechos sean como racimos de vida,
y el olor de tu boca como de manzanas,
y tu paladar como el buen vino,
que se entra a mi amado suavemente,
y hace hablar los labios de los viejos.

Yo soy de mi amado,
y conmigo tiene su contentamiento.
Ven, oh amado mío, salgamos al campo,
moremos en las aldeas.
Levantémonos de mañana a las viñas;
veamos si brotan las vides, si están en cierne,
si han florecido los granados;
allì te daré mis amores.
Las mandrágoras han dado olor,
y a nuestra puertas hay toda
suerte de dulces frutas,
nuevas y añejas, que para ti,
oh, amado mío, he guardado.

Capítulo 7 del Cantar de los Cantares (sí sí... de la Biblia)

domingo, 8 de noviembre de 2009

El Muro de la Vergüenza









I don’t need no arms around me
And I dont need no drugs to calm me.
I have seen the writing on the wall.
Don’t think I need anything at all.
No! Don’t think I’ll need anything at all.
All in all it was all just bricks in the wall.
All in all you were all just bricks in the wall.

No necesito brazos a mi alrededor.
No necesito drogas que me calmen.
He visto las palabras escritas en el muro.
No pienses que necesito algo.
No, no pienses que necesite algo.
Todo ello, no fueron más que ladrillos en el muro.
Todo ello, no eres más que ladrillos en el muro.


miércoles, 4 de noviembre de 2009

Silencio

La creación más conocida de John Cage es 4.33, su obra silenciosa, aquella que, presentada en 1952, produjo uno de los sacudones más comentados de la historia de la música. 4.33 es una obra en tres movimientos que se extiende exactamente por cuatro minutos y treinta y tres segundos y a lo largo de los cuales todos los instrumentos permanecen en silencio. Para orquesta o piano, la obra "suena" igual. Curiosamente, de haber sido una obra paradigmática de oposición a la tradicionalidad y a ciertas instituciones musicales y de una gran originalidad en la valoración del silencio, 4.33 se ha transformado en una obra que es representada, ocasionalmente, casi como una obra de culto.