miércoles, 22 de junio de 2011

El milagro de la primavera




Aunque en las fotos no aparezca un olmo, este olivo bien que ilustra el magnífico poema de Machado, cambiando el Duero por el Guadalquivir, y al querido y viejo poeta por la ilusión de un joven artista, que nunca pierde la esperanza de volver a ver el milagro de la primavera...

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Antonio Machado

1 comentario:

  1. evidentemente, ya el olivo azulado ha vivido el milagro, pues la primavera nos ha dado su bendición y hemos respirado esta mañana aquello que llamamos verano, lleno del color lorquiano que nos resucita cada año. lo veo en tu sonrisa, amigo mio... siempre

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