lunes, 20 de julio de 2009

La Tierra no pertenece al hombre, sino el hombre a la Tierra



La tierra no pertenece al hombre, sino el hombre a la tierra. Todo está unido, como una familia por la sangre. El hombre no tejió la tela de la vida; él es solo un hilo; lo que le haga a la tierra se lo hace a sí mismo; lo que haga con ella, lo hará consigo. También los blancos pueden llegar a sufrir la suerte que sufren nuestras tribus. Sigan contaminando su lecho y una noche se asfixiaran en su propio desierto. Cuando los bisontes sean exterminados, los caballos salvajes domesticados, saturados por el hombre los mas recónditos rincones de los bosques, el follaje y la maleza habrán desaparecido, el águila se habrá ido. La vida dejara su lugar a la supervivencia. Estas cosas escapan a nuestro entendimiento. Quizás podríamos comprenderlo si supiéramos cuáles son los anhelos del hombre blanco, qué esperanzas trasmite a sus hijos en las largas noches de invierno, qué porvenir bulle en sus pensamientos....Pero somos salvajes, los sueños del hombre blanco nos están vedados, y no nos queda sino seguir, nuestro propio camino. Consideraremos la oferta del Gran Jefe de Washington.

Si llegamos a un acuerdo será para asegurar nuestra conservación; tal vez en la reserva que nos ha prometido podamos pasar el poco tiempo que nos queda. Cuando el piel roja desaparezca de estos lares y sus recuerdo solo sea la sombra de una nube sobre la pradera, el espíritu de mi gente seguirá impregnando esta tierra, a la que aman como ama el recién nacido los latidos del corazón de su madre. Si les vendemos estas tierras, ámenla como nosotros, desvélense por ellas como nosotros, manténganlas tal como las entreguemos.

PRESÉRVENLAS PARA SUS HIJOS. Y ÁMENLAS COMO DIOS AMA A TODOS NOSOTROS.

Carta al presidente norteamericano Franklin Pierce que le respondía a la oferta de comprarle las tierras y que serían habitadas por colonos blancos del Norte.

1 comentario:

  1. en los árboles, es en los centenarios y densos árboles donde residen esos espíritus, aún libres en sus internas llanuras.

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